Bill Richardson Speech to The Madrid Business and Management Summit (MABS 2015)
CAMBIO CLIMÁTICO, NEGOCIOS E INVERTIR EN EL FUTURO
Muchas gracias por su calurosa bienvenida.
Las bienvenidas calurosas siempre son buenas. Pero un planeta
caluroso.... pues no tanto
Todos hemos escuchado acerca de los estudios sobre el cambio
climático provocado por actividades humanas. Sabemos que el
calentamiento global presenta una amenaza terrible a nuestra
infraestructura, alimentos y agua; nuestra seguridad nacional, así como
nuestra prosperidad y modo de vida. También sabemos que podemos
frenar el cambio climático mediante acciones internacionales firmes y
contundentes cuya finalidad sea reducir el uso de combustibles fósiles a
nivel mundial.
Los niveles actuales de emisiones de carbono no pueden continuar sin
tener como resultado consecuencias catastróficas para la humanidad y
el planeta. El modelo de desarrollo basado en los combustibles de
origen fósil es fundamentalmente incompatible con los límites del
medio ambiente. Es insostenible.
Esto significa que una transformación radical de nuestra economía
energética es inevitable. Porque cuando algo simplemente no puede
continuar, debe parar, y punto.
Así que la pregunta no es si la humanidad puede abandonar los
combustibles fósiles. Lo haremos. La verdadera pregunta es si
podremos abandonarlos a tiempo.
¿Cuándo nos alejaremos de los combustibles fósiles? ¿antes o después
de que los costos sean demasiado altos?
¿Cuándo nos alejaremos de los combustibles fósiles? ¿antes o después
de que sea demasiado tarde para prevenir daños irreversibles a
nuestras economías y medio ambiente?
Estoy cautelosamente optimista de que podemos hacer las cosas bien.
Después de tanta demora y negación, al fin vemos señales genuinas de
progreso en el abatimiento de esta crisis climática.
Estamos viendo progreso a nivel político; y estamos viendo progreso a
nivel tecnológico.
También estamos viendo progreso en el sector privado; vemos cómo
empresas y emprendedores -- apoyados por políticas públicas
inteligentes -- están encontrando grandes oportunidades en
tecnologías limpias y eficientes.
Los avances tecnológicos recientes y la caída precipitada de costos en
áreas tales como energía solar y baterías, están creando un nuevo
paradigma energético -- permitiendo a líderes de negocios identificar y
aprovechar nuevas oportunidades.
Y han sido los europeos, claro está, quienes han tomado la delantera en
energías solar y eólica, en gran medida por los esfuerzos de gobiernos
tales como el de Alemania. La energía alternativa ha crecido
rápidamente también en Italia. Y aquí mismo, en España, tenemos
algunas de las empresas de energía solar más dinámicas y de
vanguardia a nivel mundial.
Y hoy día, gracias en gran parte a la demanda de energía solar
proveniente de Alemania y Europa, el costo de los paneles solares ha
bajado drásticamente - permitiendo a otras regiones del mundo
impulsar agresivamente sus propios esfuerzos.
El crecimiento reciente de la energía solar es impresionante.
Estados Unidos concluirá su millonésima instalación solar en 2015, tras
un aumento de 36 por ciento en instalaciones solares fotovoltaicas en
el último año.
Estados Unidos ha instalado más paneles solares en los últimos dos
años que en los 38 anteriores - ¡combinados!
Y la razón detrás de este crecimiento es la fuerte caída en precios de los
paneles solares, la cual ha traído consigo precios de energía casi a la par
con aquéllos de la red de transmisión. En algunos mercados, la energía
solar se encuentra al mismo precio, o hasta menor, que la electricidad
generada dentro de la red. En los últimos 18 meses, las compañías de
electricidad en los Estados Unidos han firmado contratos de compra de
energía por 4 giga vatios a precios que compiten, o son más bajos
inclusive, que el gas natural.
El año pasado, las energía solar y eólica de gran escala representaron
casi la mitad de la nueva capacidad de generación en los Estados
Unidos. Once de los 50 estados ahora generan más de 10 por ciento de
su energía proveniente de fuentes solares, eólicas y geotérmicas; y tres
estados superan ya el 20 por ciento.
Los mercados solares chino y japonés también están creciendo a gran
velocidad, representando hoy día el 50 por ciento del mercado
fotovoltaico mundial. China está por lograr su meta de 35 mega vatios
de energía solar instalada este año, y las tarifas de introducción de
energía renovable a la red eléctrica de Japón están impulsando un
fuerte crecimiento, el cual, según la Asociación de Energía Fotovoltaica
de Japón, podría llegar a 100 giga vatios para el año 2030.
La India planea un crecimiento de energía solar instalada de 20 giga
vatios, de los 2 que tiene actualmente. Y los sistemas solares remotos y
micro-redes están trayendo electricidad a millones de personas en el
África subsahariana, en donde sólo el 30% de la población tiene acceso
a la energía eléctrica.
A la par con el crecimiento de la energía solar también están creciendo
las fuentes de empleo y las oportunidades de inversión, no sólo en la
instalación de nuevos sistemas sino también dando mantenimiento a la
capacidad existente.
Debemos destacar que los inversores no sólo quieren construir plantas
solares, sino también las quieren operar.
Les importa el desempeño técnico y financiero de su inversión a largo
plazo; y ello está dando lugar a un nuevo mercado de servicios
profesionales, tales como la administración de activos, ejecución de
contratos y manejo de finanzas y costos.
Aquellas empresas que primero adopten las nuevas tecnologías
energéticas, disfrutarán de enormes ventajas competitivas. En unos
cuantos años veremos cuan inteligentes fueron aquellas empresas que
decidieron invertir hoy en tecnologías de baja o nula emisión de
carbono. Éstas serán las grandes empresas del futuro, precisamente
por haber decidido invertir en el futuro.
Aquéllos quienes por el contrario escojan enterrar sus cabezas en la
arena y aferrarse a las tecnologías de uso intensivo en carbono,
perderán toda ventaja competitiva. Éstas serán las empresas del
pasado.
Los líderes políticos están cada vez más conscientes del riesgo que
implica la falta de acción, al igual que las oportunidades que presenta la
toma de acción. Y alrededor del planeta, muchos de nuestros líderes
están tomando el rumbo adecuado.
Sin embargo, aun no hemos superado todos los obstáculos a nivel
político. Nos queda mucho trabajo por hacer. En la mayoría de los
países, la lucha contra quienes niegan y evaden el tema del cambio
climático, ya ha sido ganada - el público comprende la realidad y está
comenzando a encararla con políticas realistas e inteligentes. Pero en
algunos países, la lucha por el realismo climático aún persiste. En mi
país, el "negacionismo" climático aún perdura en el partido
republicano. Y, a pesar de las importantes acciones administrativas
tomadas por el Presidente Obama, Estados Unidos aún no está
haciendo todo lo que debe hacer. También hemos visto un progreso
rezagado, e inclusive regresiones en países tales como Australia,
Canadá, Japón y Rusia.
Como veterano de la política, entiendo muy bien la presión que pueden
aplicar los intereses organizados a los líderes políticos. Sin embargo, la
principal función de un líder político es precisamente el liderazgo. Es su
deber dejar de refugiarse en consignas tales como "yo no soy un
científico", y ver de cara la realidad del cambio climático. El futuro
estará libre de carbono -- y aquellos países y empresas que tomen el
liderazgo serán los ganadores de mañana.
Los empresarios pueden ser de gran ayuda: si los políticos no están
avanzando, los líderes de negocios deben impulsarlos. De otra manera,
nos depara un futuro de desastres climáticos -- inundaciones, sequías y
huracanes - que, a final de cuentas, los obligará a poner sus cartas
sobre la mesa.
A nivel global, tenemos una verdadera oportunidad, este año, para dar
un paso decisivo hacia un modelo sostenible de crecimiento económico
que beneficie al mundo entero. No debemos desperdiciar esta
oportunidad. Nos queda poco tiempo.
Tras décadas de progreso lento y tedioso, los líderes de las naciones
nos están llevando a lo que podría ser -- y lo espero fervientemente –
un acuerdo mundial de proporción histórica sobre emisiones de
carbono el próximo mes de diciembre en París.
Los líderes serios y responsables han visto el futuro y están
determinados a alcanzarlo. Los Presidentes Obama y Xi lograron un
acuerdo sumamente importante el año pasado para reducir emisiones,
y la Canciller Merkel ha demostrado un liderazgo firme y positivo tanto
para Alemania como para Europa y el resto del mundo.
La reunión del G-7 este mes fue alentadora. El compromiso de las
naciones del G-7 para librar de carbono a la economía global en este
siglo es histórico, y los logros del G-7 son un buen augurio para un
acuerdo global exitoso en París.
El G-7 y la Unión Europea representan aproximadamente una tercera
parte de las emisiones globales. Y sus planes climáticos conjuntos nos
acercan al objetivo que la comunidad científica dice debemos lograr
para evitar eventos catastróficos -- esto es, mantener el calentamiento
global dentro de dos grados centígrados.
Esto es realmente significativo.
Junto con China, el G-7 y los países de la Unión Europea generan la
mayoría de la contaminación de carbono -- y por lo tanto, son quienes
más pueden tomar acciones para reducir ésta.
Más aún, estos son los mismos países que marcan el ritmo y trayectoria
de los avances tecnológicos a nivel mundial. En su conjunto, los
gobiernos de estas naciones están tomando el rumbo adecuado –
proporcionando al sector privado un contexto de políticas favorables
para el desarrollo de una nueva economía energética.
Pero aún falta mucho por hacer. A pesar del progreso reciente, aún
existe una brecha significativa entre lo que los gobiernos están
haciendo y lo que deberían hacer para alcanzar el objetivo de 2 grados.
Las políticas actuales probablemente estabilizarán las emisiones hasta
el año 2030; sin embargo, esto no será suficiente para lograr nuestros
objetivos. Debemos reducir nuestras emisiones más rápido de lo que lo
estamos haciendo.
Hay estudios que sugieren que los compromisos hechos hasta la fecha
por el G-7 y la Unión Europea sólo nos llevarán parcialmente al objetivo
de 2 grados centígrados -- más no de manera completa. El principal
problema está en los objetivos a corto plazo. Será necesario reducir las
emisiones más rápido de lo proyectado en los años restantes de la
década, con el fin de abaratar los costos de nuestros objetivos a largo
plazo.
Sin embargo, hay varios países que deben asumir mayor
responsabilidad. Entre las grandes economías, el caso de Rusia es
particularmente inquietante. Es una gran ironía que un país que ya ha
comenzado a resentir la costosa destrucción provocada por el cambio
climático, especialmente en el ártico, siga persiguiendo agresivamente
un modelo económico basado en el carbono.
Rusia es el caso paradigmático de una inversión imprudente en un
futuro insostenible. Rusia ha aumentado impuestos a las pequeñas
empresas, en tanto que ha dado enormes subsidios a las industrias de
combustibles fósiles. Esto es una receta para el fracaso en Rusia,
independientemente de lo que suceda en el resto del mundo. Si el
resto del mundo hace lo que debe hacer y reduce drásticamente su
consumo de combustibles fósiles, Rusia saldrá perdiendo -- ya que sus
exportaciones de petróleo y gasolina bajarán en tanto en precio como
en volumen. Si el resto del mundo no hace lo que debe hacer y
acontece en consecuencia un cambio climático destructivo, saldremos
perdiendo, incluyendo a Rusia.
Los esfuerzos de Japón hasta la fecha también han sido insuficientes.
Japón pretende utilizar contabilidad forestal y su mecanismo de
acreditación en el extranjero para lograr gran parte de sus objetivos de
reducción de carbono. Un país con gran potencial de innovación como
lo es Japón -- nación que se distingue por la excelencia e inventiva de
sus empresas -- puede hacer un mejor esfuerzo. Peor aún, Japón
pretende seguir construyendo plantas de carbón. Esto es un grave
error.
Japón debe incorporar energías alternativas y eficientes de una manera
mucho más agresiva. Sus planes actuales se quedan cortos
comparados con su verdadero potencial -- y si dichos planes no son
revisados, la industria japonesa quedará en desventaja competitiva con
respecto de otros países que están adoptando las tecnologías del
futuro a mayor velocidad.
Canadá es otro país rico y tecnológicamente avanzado que está
recurriendo a compensaciones forestales y de uso de suelo en lugar de
reducir emisiones para cumplir con sus compromisos climáticos. Y el
interés de Canadá de expandir la explotación de arenas bituminosas es
temerario e incompatible con los objetivos de calentamiento global.
Como un país ártico que tiene mucho que perder, Canadá debe revisar
y reactivar su compromiso para reducir su dependencia al uso y
exportación de combustibles fósiles.
Australia es otro país avanzado que debe revisar sus compromisos y
políticas. Al igual que Canadá y Japón, Australia está recurriendo en
gran medida a mecanismos de compensación y no a medidas reales
para reducir sus emisiones. Esto es particularmente inoportuno, ya que
Australia iba por buen camino hasta 2014, cuando el gobierno decidió
revocar elementos clave del Plan de Futuro de Energía Limpia.
Australia puede y debe hacer un mejor esfuerzo.
Quisiera también agregar algo acerca de la contribución que puede
aportar la India para lograr las metas climáticas globales. En el último
año, hemos visto a la India cambiar su línea dura con respecto del
cambio climático, con la cual atribuía toda responsabilidad a los países
desarrollados. Todos deberíamos aplaudir este cambio de postura del
gobierno de India, el cual asegura la integración del segundo país más
poblado del mundo al marco global de trabajo dedicado a detener el
cambio climático provocado por el hombre.
Claramente, encontramos dos imperativos igualmente convincentes
que compiten entre sí cuando vemos la situación de la India -- un país
con más de mil millones de almas intentando salir de la pobreza a la vez
que el mundo enfrenta una crisis climática inminente. Por otra parte, si
la India siguiera la misma ruta de uso intensivo en carbono para su
desarrollo seguido por los países ricos, perderíamos toda esperanza de
frenar el cambio climático. Esto sería inaceptable -- y países pobres
como la India son los que más sufrirían las consecuencias. Por otra
parte, tampoco es moral o políticamente aceptable negar a la India una
ruta de salida a su situación de pobreza.
Todo indica que la solución más viable a este dilema consiste en
trabajar con la India para ayudarle a establecer vías que la lleven a una
economía sostenible baja en carbono. En el corto plazo, deben fijarse
metas de reducción de intensidad en el uso de carbono, más que fijar
objetivos de reducción de emisiones; de igual manera, los países
desarrollados deben apoyar los esfuerzos de energía alternativa y
eficiencia energética de la India. Por otra parte, los grandes
corporativos y las personas con altos ingresos deben acatar los
estándares mundiales de mitigación de forma inmediata; y en cuanto la
India concluya su proceso de desarrollo, debe "graduarse", como lo
hizo China, y acatar estándares globales similares.
Esta es la única forma en la que podemos avanzar, pero trabajando
juntos podemos lograrlo.
Cabe destacar a dos países en vías de desarrollo que han emergido
como líderes en los esfuerzos de descarbonización global, a los cuales
hay que reconocer e imitar. Uno de ellos es Costa Rica, nación que se
ha comprometido a lograr la neutralidad de carbono para el año 2021,
siempre y cuando consiga ayuda financiera exterior. Los países
desarrollados deberían proporcionar tales apoyos, ya que, si Costa Rica
consigue lograr este ambicioso objetivo, ello daría un ejemplo a seguir a
otras naciones en vías de desarrollo.
El caso de Bután es aún más notable. Esta nación de alta densidad
forestal ya es "carbono-neutral", y su gobierno se ha comprometido a
proteger sus bosques para asegurar que las emisiones provenientes del
desarrollo no excedan la cantidad de carbono absorbido por los
bosques. El gobierno ha tomado múltiples acciones para preservar los
bosques y reducir el uso de leña como combustible, así como para
desarrollar una electrificación sostenible basada en la energía
hidroeléctrica y otras fuentes libres de carbono.
El compromiso de esta pequeña nación en vías de desarrollo para
contribuir a la solución de la crisis climática mundial debe ser una
fuente de inspiración para todos.
Hace un momento dije que estaba cautelosamente optimista de que la
comunidad internacional puede hacer lo que debe este diciembre en
París y en años venideros. Mi optimismo no es reflejo de mi estado de
ánimo -- de hecho, por lo regular soy bastante malhumorado. Mi
optimismo se basa, más bien, en mi experiencia de haber sido testigo
de la aplicación de políticas públicas favorables en apoyo de energías
sostenibles. En mi papel de Secretario de Energía de los Estados Unidos
y como Gobernador de Nuevo México, tuve la oportunidad de ver
muchos ejemplos en los que la implementación de buenas políticas
tuvo como resultado grandes oportunidades para empresas privadas
que querían hacer lo correcto.
Permítanme darles un ejemplo de cómo una política inteligente puede
estimular la innovación y el crecimiento económico en el sector
privado. Como Gobernador de Nuevo México, integré un paquete de
políticas para hacer de Nuevo México el "Estado de la Energía Limpia".
Una de tales políticas fue una Norma de Carteras de Energía Renovable,
la cual obligaba a las compañías eléctricas a producir 20% de su energía
de fuentes renovables para el año 2020. Por medio de disposiciones
legales respaldadas por créditos fiscales y de energía renovable,
logramos cultivar una industria naciente y alejamos al estado de los
combustibles fósiles.
Hoy día, Nuevo México es sede de una industria solar floreciente,
lucrativa y dinámica; con miles de empresas y hogares a lo largo del
estado migrando hacia la energía solar mediante la utilización de
sistemas solares de techo, mismos que son instalados por decenas de
pequeñas empresas. Los consumidores están ahorrando dinero con
calentadores de agua solares y paneles fotovoltaicos -- y están
vendiendo sus excedentes de vuelta a la red de transmisión, ayudando
a las compañías eléctricas a cumplir con la norma de energía
renovable.
Nuestras empresas están ganando dinero y generando empleos....
ambos en grandes cantidades.
Esta industria solar, aunada a la creciente generación de energía eólica
en Nuevo México, están alejando al estado de los combustibles fósiles y
llevándonos a un futuro económico de prosperidad.
Estoy convencido de que aquello que tuvo resultados para nosotros en
Nuevo México, puede funcionar en otros lugares del mundo.
Lo he visto rendir frutos en Alemania, China e India. Lo he visto aquí
mismo en España.
Con políticas inteligentes y favorables por parte de gobiernos
comprometidos con la descarbonización de la energía, el sector privado
puede cumplir con su parte.
Y sé que lo harán. Pues los empresarios viven en el mundo real. No
huyen de la realidad. La aceptan. Trabajan con ella. Miran hacia el
futuro. Y lo construyen.
Muchas gracias a todos ustedes.